viernes, 1 de julio de 2016

El juego de Aragne (2015)

Entre marzo de 2015 y junio de 2016 tuve mis primeras incursiones en el ámbito de la prostitución, 
lo hice como trabajo final de grado en Bellas Artes.





Puse un anuncio en internet en el que ofrecía mis servicios sexuales a cambio de una carta escrita a mano inmediatamente después del encuentro y una cantidad de dinero a escoger libremente por el participante.

Tuve 10 encuentros con 8 personas, todos hombres: únicamente respondieron hombres a mi anuncio. Me escribieron 10 cartas, recibí cantidades entre 0 y 100 euros y tuve sexo con 7 de ellos.

Por aquel entonces me interesaba vivir todo tipo de experiencias, ser capaz de experimentar situaciones diversas: ver cómo me afectaban física y emocionalmente y cómo podía gestionarlo. No quería juzgar las experiencias ni a las personas como agradables o desagradables. 

Fue una experiencia muy intensa e interesante, en la que puse en venta mis servicios sexuales al margen del sistema habitual de compra-venta en el que se fija un precio. Estamos muy acostumbrados a que todo tenga un precio fijo y a valorar una experiencia en función de lo que cuesta. Del mismo modo, si alguien ofrece algo sin pedir una cantidad fija por ello se tiende a considerar que no necesita el dinero y se aprovecha la situación. 
Dado que la prostitución no es un trabajo considerado como tal y que existe la creencia popular de que quienes realizan esta actividad lo hacen en su mayoría en condiciones de explotación (en todos los encuentros quedó claro que mi situación no era esa) o por una necesidad económica (como si el resto de trabajadores no trabajasen por una necesidad económica) me pareció una idea muy interesante jugar con el valor económico en relación a ello, así como pedir una carta escrita a mano a cambio.

¡Me encanta construir situaciones inexploradas!

Cada vez que quedaba con uno de ellos yo realizaba un trabajo: me preparaba para la cita, para lo que ellos querían, tras haber mantenido conversaciones con ellos por e-mail o whatsapp. Una vez con ellos me dedicaba a satisfacer sus deseos sexuales. Independientemente de que yo disfrutase o no, estaba satisfaciendo sus deseos a cambio de una carta escrita a mano y la cantidad de dinero que ellos considerasen oportuno.
Tuve encuentros vainilla, fui domina y fui sumisa.

Con la mayor parte de ellos mostré mi verdadera identidad. Les dí mi nombre, sabían a qué me dedicaba y les conté cosas sobre mi vida. Yo me comprometía a mantener su identidad en el anonimato, a ellos no les pedía que hicieran lo mismo conmigo. 


Tuve varias experiencias positivas, alguna neutra y una que me resultó emocionalmente muy dura pero a los pocos días estuve recuperada y continué con el proyecto. ;)







Y este es el resultado, lo que ellos me escribieron sabiendo que sería compartido públicamente:







90.


40.


100.


40.


 0.



 50.


0.


0.

 40.


2,18



Modelo base de carta enviado a los participantes potenciales para presentarles el proyecto.


Me gustaría comentarte cómo ofrezco el servicio y hacerte saber que formará parte de un proyecto artístico que estoy realizando. Te agradecería que dediques unos minutos a leer el mensaje y me comentes si te interesa. Si tienes cualquier duda envíame un mensaje y te la resolveré. Siéntete libre de preguntarme lo que quieras.
Para mí este trabajo es algo vocacional: el espacio en el que más cómoda me siento relacionándome con las personas es en la intimidad. Soy muy cercana, creo que todas las personas tienen interés, encanto y atractivo propio. Me encanta el contacto íntimo con personas y creo que puedo ofrecer un buen servicio satisfaciendo necesidades y gustos en este ámbito.

Considero que un trabajo es digno cuando en él las personas son tratadas con respeto y como seres humanos. Por ello ofrezco un trato en el que el cliente es tratado como una persona para la que realizo un servicio. No considero que la prostitución sea necesariamente vender tu cuerpo, sino generar una experiencia al cliente, ofrecerle un servicio en el ámbito privado utilizando mi cuerpo. Realizar una performance de la intimidad: una actuación para un sólo espectador.
Soy estudiante de Bellas Artes y quiero realizar un proyecto con estas experiencias en el que se muestre un lado más humano de la prostitución.

Para realizar este proyecto necesitaré una serie de documentos de las experiencias:
Grabaré (solo audio) la primera conversación que tengamos en la que nos conozcamos y hablemos sobre lo que quieres que hagamos.
Al final de nuestro encuentro me escribirás una carta en la que me cuentes tus impresiones, sensaciones o lo que creas conveniente y me lo entregarás en un sobre junto a la cantidad de dinero que quieras pagar por el servicio.

Seguridad y condiciones.
Exijo respeto.
El uso de preservativo para todo tipo de prácticas es necesario y no es negociable.
Si hay alguna práctica que no esté dispuesta a realizar te lo haré saber y lo respetarás.

Privacidad y seguridad.
Me comprometo a preservar tu anonimato. Si utilizo el audio puedo distorsionar tu voz si lo deseas. Eliminaré todos los datos como nombres, correo electrónico etc. de los documentos que utilice y si lo deseas te enviaré una copia del documento que decida emplear en el proyecto para que me des tu aprobación.

¡Muchas gracias por tu interés! Si sigues interesado o si tienes alguna duda házmelo saber.








Fotografías realizadas antes de los encuentros para mostrar a los clientes potenciales.

















Fotografías realizadas a petición de un dominante de Valencia.














Fotografías durante una sesión con un sumiso en Madrid.














Fotografías de pies para enviar a un fetichista de los pies de Madrid. Nunca llegamos a quedar.




Propuestas de lencería realizadas para enviar a un cliente potencial de un pueblo de Valencia. (Canceló la cita cuando mi AVE llegaba a Valencia por remordimientos: era un hombre casado.)









Introducción de la parte teórica del trabajo.




6 comentarios:

  1. Desde luego, los convencionalismos y prejuicios "morales" impuestos por una tradición judeocristiana (yo mismo soy judío)para controlar a la sociedad, impelen a muchas personas a considerarse superiores o inferiores, de acuerdo con el trabajo que realicen y que sea considerado decente o indecente. Las personas valen por lo que son, no por el rol social o laboral que representan. La prostitución sexual, es un trabajo como cualquier otro cuando se realiza con total libertad y conocimiento de lo que se hace. Excelente experimento, eso lo digo ya como Antropólogo, pues nos indica algunas pautas de comportamiento social que no podemos obviar y, que viene desarrollándose desde hace unos 40 mil años. Un beso, Aragne.

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  2. Mhhhh..... el planteamiento es impecable si el fin es realmente el que propone aragne. El resultado de proyecto...o la evaluación que hace la artista los desconozco, pero las cartas son cuanto menos decepcionantes. Entiendo que evaluar esas cartas es parte del ejercicio y que siendo decepcionantes en cuanto a contenido pueden ser perfectamente válidas como resultado, porque son precisamente parte (u objeto) del estudio.

    En fin, muy interesante por lo valiente y lo bien planteado. Megustaría ver las conclusiones para poder conocer la validez intrínseca tanto del PFG como del artista.

    besos

    mikel

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  3. Hola Aragne, no se si aún sigue en vigor tu proyecto. Pero me gustaría participar en el. Creo que puedo serte útil en este proyecto. Te paso un correo por si me puedes contestar. Te lo agradecería mucho.
    alemagno007@outlook.es

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  4. El proyecto estuvo activo entre marzo y julio de 2015, ya no es posible participar. Gracias. ;)

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  5. Ay Aragne.
    No tengo palabras para expresar lo que me ha impactado tu trabajo, tu experimento. Si me hubiera encontrado ese tipo de anuncio, hubiera deseado ser otra persona para apuntarme al mismo. Habría palidecido y me habría excitado como nunca. Me hubiera encantado haberte escrito una carta.
    Yo, permíteme que hable un poco de mí, me dedico a veces, cuando me apetece, a ser modelo de webcam. Hay hombres que pagan por verme desnudo. Algunas mujeres también. Ni siquiera lo tomo como un negocio, es un capricho. Eso es. Un capricho morboso y placentero. A mí no me gustan los hombres, pero me gusta sentirme deseado. Creo que ven en mi blancura de piel algo que lacerar, en mi aparente juventud algo que pervertir. No sé qué ven en mí, pero ese misterio hace que me reencuentre con una parte muy oculta.
    Valoro tus proyectos y tus inquietudes. Sigues siendo un misterio para mí, querida Aragne.

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